Te ha pasado que al ver bostezar a alguien inconscientemente también quieres hacerlo? Inclusive solo hablar o leer del tema puede provocar un bostezo. ¿Ya bostezaste?

¿Por qué pasa esto?

El contagio de los bostezos es un misterio, muchos estudios han concluido que los bostezos tienen una relación estrecha con la empatía; capacidad de las personas de interpretar cómo se sienten otras. El contagio se produce si la persona que bosteza está cerca.

Un adulto puede llegar a bostezar hasta 20 veces al día; bostezar cumple una función fisiológica, al bostezar los músculos fáciles se mueven y contraen; aumentando así el flujo de oxígeno al cerebro para despertar o enfocarse.

Otros expertos afirman que el bostezo también puede influir directamente en la actividad cerebral al provocar movimientos, causando que la persona pase de un estado de reposo a uno mucho más activo. Incluso, se ha comprobado que en reuniones los bostezos suelen ser los que regulan la concentración y así mejorar la memoria. Así que la próxima vez que veas a alguien en la reunión bostezar, piensa que puede ser una señal de que está poniendo mucha atención.

En sí los bostezos son complejos pero maravillosos, son una herramienta neurológica y comunicativa, que nos ayuda a aumentar la concentración y sensibilidad social.